En esta franja de tierra ocupada por Cádiz, casi siempre se es extranjero. Un extranjero. La palabra es difícil de pronunciar para aquellos que no hablan el idioma, con su jota (j) separada por una sola vocal de la /r/ enrollada. Una jota, una letra escupida en español, que aprendemos a pronunciar desde la escuela, tanto que hablar como si nos rascáramos la garganta no es innato.
Gua-chis-nai / ¿Cómo te llamas?
En esta ciudad donde la gente vive al aire libre, barrida por los vientos y las palmeras de los árboles, los habitantes se han acostumbrado a captar las palabras sobre la marcha, a medida que las escuchan.
Así nació la palabra "guachisnai" -pronunciada "gouachinaïe"-, sinónimo de la palabra "extranjero": una palabra "casera", típica del habla gaditana, que no se encuentra en los diccionarios españoles.
Cuenta la historia que la palabra deriva de la pregunta "What's your name?", de la época en que los mercaderes ingleses que desembarcaban en la Bahía de Cádiz preguntaban el nombre de los mozos del puerto. "¿Cómo te llamas? Es la pregunta clásica de todas las odiseas, y es la que, oída y escupida por oídos y bocas gaditanos, acabaría siendo "guachisnai".
Gua-chis-nai / Cómo-se-llame: En Francia, algunos de nuestros poetas han puesto gorros rojos al diccionario. Los gaditanos, en cambio, disfrazan las palabras de la cabeza a los pies. Para burlarse ("bromar") de los demás, pero también para reírse de sí mismos y de lo que creen oír. Una risa popular, carnavalesca, propia del esperpento que los españoles llaman "le gracioso". Es un esperpento que disocia y recompone, algo así como pegar un bigote postizo a una palabra después de haberla inventado.